
Olvidándonos de las agoreras previsiones de lluvia para la noche, nos adentramos en la Senda de La Mina para recorrerla con las últimas luces del día y pernoctar en alguno de los muchos abrigos naturales que nos ofrece el abrupto terreno. Solo el frio del otoño, que ha caido este fin de semana de golpe sobre nuestras cabezas nos hizo pensar que nuestra idea habia sido un error. Menos mal que de entre los pertrechos, alguien saco una oportuna botella del famoso "licor escoces" que nos hizo olvidar la fria noche.
Al final, de este improvisado plan ha surgido una auténtica aventura nocturna que horas después y tras el amanecer, recordábamos con la nostalgia de lo que se termina.
Una experencia que, sin duda alguna, hay que repetir. Un saludo a todos!
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