
Como lugar para descansar y disfrutar de un tranquilo día de playa ha sido inmejorable. En un par de decenas de kilómetros de playa virgen apenas no llegábamos a la docena de almas. E insisto en lo de virgen, pues pensaba que en España ya no podía aplicarse ese término a algún centímetro de nuestro dañado litoral. Gracias a la denominación de parque nacional, el Cabo de Gata disfruta de los que son quizás, los últimos kilómetros de playa no explotada de nuestro pais.

Tras descansar una noche más allí y disfrutar de atardeceres como el que os muestro en la foto nos movimos a la parte este del Cabo, entre las localidades de San José y Las Negras. Allí, en un pequeño pueblito de blancas casas como las que se muestran en las postales del Mediterraneo más auténtico, llamado Isleta del Moro, aparcamos. Esta zona es muy diferente de la que proveníamos. Es mucho más verde por tener más matorral y árbol bajo, a diferencia de la desértica y rocosa costa este. Aquí también eramos más los turistas que en la anterior zona y no puedo hablar de una estancia solitaria como la que disfrutamos en La Fabriquilla.
Esta mañana, un desayuno rápido al amanecer, con el sol saliendo por el este sobre las aguas mediterraneas y vuelta para casa. Ya queda menos para Semana Santa, menos mal!
Un saludo a todos.
Cómo mola! En una de estas nos apuntamos. Por cierto, te acabo de descubrir, no sabía que también andabas contando aventuras y desventuras por la red. Me gusta mucho, sí señor. Además, con solera, desde hace años, no como yo, un recién llegao.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte.