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miércoles, julio 20, 2011

Una semana en Polonia

Si alguna vez me hubiera imaginado algún motivo para viajar a Polonia seguro que nunca hubiera incluido la boda de un gran amigo. Y acudiendo a dicha invitación hemos aprovechado unos días para ver algo más de este país, para mi desconocido hasta ahora. En apenas una semana hemos conseguido movernos entre las ciudades de Varsovia y Cracovia, en el centro y al sur del país respectivamente y así conocer dos de los puntos más turísticos de Polonia.


Nuestro vuelo low cost tenía como origen y destino el aeropuerto de Cracovia, así que decidimos movernos hasta la capital en tren. Me ha sorprendido la gran infraestructura de vías que tiene Polonia (¿herencia de la guerra y la época comunista quizá?) y que conecta las principales ciudades, incluso con países vecinos. Esta red hace que sea bastante cómodo y barato moverte en tren, teniendo cuidado en elegir bien los precios. Si ahorráis demasiado en el billete, como fue nuestro caso, puedes acabar viajando en trenes que en España duermen en las cocheras desde hace décadas.

Varsovia. Plaza del Mercado

Llegados a Varsovia, la capital, la primera impresión hunde mi imagen preconcebida de ciudad fría y gris. Un calor bochornoso de 30º nos aplasta desde la mañana. Grandes calles y avenidas rodean todo el centro de la ciudad y según nos acercamos a la ciudad vieja, las calles se llenan de bares con terrazas que se pueblan de gente desde la tarde hasta el anochecer. Música en la calle, actuaciones y mucha animación de turistas pero sobre todo de locales. Como en otras muchas ciudades europeas, las bicicletas toman la calle, así que si vais a pasar más días hacerse con una bici es una forma genial de moverse por la ciudad. Pasados tres días, tomamos de nuevo el infame tren y volvemos a Cracovia con una impresión muy buena de esta gran ciudad.

Cracovia

Tres horas y pico encerrados en esa lata de metal sobre raíles y llegamos la estación de Cracovia y otros tres días por delante para disfrutar de esta bonita ciudad. En verdad no tiene mucho que ver con Varsovia. Su centro histórico es realmente impactante y en mi opinión rivaliza con otras ciudades de gran belleza como Praga, fuera de ahí la ciudad no vale mucho, no porque no tenga patrimonio en forma de grandes edificios o fachadas sino simplemente por la falta de cuidado y limpieza. El ambiente en Cracovia es todavía más bullicioso que el de la capital. Un campus universitario bien nutrido de estudiantes polacos y de otras nacionalidades dotan a la ciudad de marcha durante todo el año. Como curiosidad podemos visitar en la propia ciudad el gueto judío y la fábrica de Oskar Schindler. Mención aparte tiene el campo de exterminio de Auschwitz, situado a una hora de la ciudad. Una verguenza para cualquier ser humano convertido en reclamo turístico.

En resumen, dos grandes ciudades en las que me lo he pasado en grande y un gran país que espero volver a visitar alguna vez.